Historia de Casa ASMEDAS: casa patrimonial del barrio Prado
Autor: Juan Fernando Hernández (Historiador, Magister en Hábitat UNAL)
Dirección: Carrera 50 # 62 – 5 Barrio Prado, Medellín, Antioquia.
- Todos los créditos de esta investigación y su respectiva publicación son para el Archivo del Barrio Prado, realizado por el colectivo Habitat Latente (2017-2022).
La señora Cohen se paró en el umbral de la nueva mansión y exclamó: ¡Yo en esta casa no vivo! Su esposo, el señor Jacobo Cohen había enviado a construir aquella casona con muchos detalles que semejaban una nave a vapor. Algunas ventanas interiores se concibieron redondas como las portas u ojos de buey de los barcos, en el piso de granito pulido relucían figuras doradas de seres marinos como estrellas, caballitos y conchas de mar. Una lámpara en la biblioteca aparentaba un timón, formas onduladas en el piso imitaban las olas. Era sin duda la casa soñada para que sus habitantes navegaran toda su existencia por la carrera Palacé del barrio El Prado.
Además de los grabados y florituras con motivos marinos, están los tres tubos de chimenea sobre la cubierta. Una piscina en la terraza y un malacate para subir alimentos de un nivel a otro de la mansión. También se construyeron habitaciones para la servidumbre, quienes debían ingresar a la casa por el garaje, ya que por la puerta principal sólo podrían ingresar los dueños e invitados.
A pesar de tantos lujos y prevenciones en la construcción de la casona, la familia Cohen no habitó aquella mansión; decidieron en cambio, residir en otra morada ubicada una cuadra más al norte sobre la misma carrera Palacé. Los motivos de esta decisión pocos la conocen, quizás fue por el escaso agrado de la señora Cohen hacia la casona. Tal vez, se debió a que en la esquina opuesta al palacete, había otra mansión en la cual se reunían secretamente algunos miembros del Opus Dei. Algo que sin duda pudo causar malestar a la familia Cohen, pues ellos eran judíos sefarditas.
Hoy la casa es conocida en la ciudad como la sede de ASMEDAS o AMDA (Asociación Médica de Antioquia) y precisamente son los médicos de la ciudad y el departamento de Antioquia quienes la han convertido en un punto de referencia en el barrio El Prado, preservando su valor como patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad.
Construida en 1949, la casa es un fiel retrato del temor y los recuerdos de horror del holocausto provocado por los nazis, y que dejó huellas indelebles en los judíos europeos. Además de los acabados y comodidades, las paredes son de un espesor considerable. La casa tiene igualmente un gran sótano y un pasadizo a la puerta del garaje, igualmente dos aljibes que hoy permanecen clausurados, al igual que el pasadizo; estos habían sido construidos como medios de escape en caso de persecución.
La Asociación Médica de Antioquia (AMDA), se fundó en 1961, pero no fue sino hasta finales del año 1966 cuando adquieren la casa, convirtiéndose esta en el epicentro sindical de los médicos antioqueños. Al respecto Doris Forero Pulido, secretaria general de la AMDA por más de 40 años comenta: “El solo hecho de que los médicos se sindicalizaran causó gran malestar en muchas esferas, pues la medicina era la crema y nata de todas las profesiones. Sindicalizarlos era casi ponerlos al nivel de las clases obreras, era como quitarles la aureola que tenían. Sin embargo la asociación tomó fuerza y se fue constituyendo con los años en un gremio sindical de avanzada”.
Han pertenecido a la AMDA importantes personajes, que además de su profesión como médicos, también se han destacado en el ámbito social y cultural. Es el caso del escritor Jorge Franco Vélez, el activista y docente Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur, éste último fue igualmente presidente del fondo social médico de la asociación.
Doris Forero Pulido empezó sus labores como secretaria general en el año 1971: “Cuando terminé de estudiar secretariado comercial, trabajé durante una breve temporada en Suramericana, luego me vine a trabajar en la AMDA y desde entonces estoy aquí. Recuerdo que al principio el ambiente era de mucho caché, todos los médicos usaban traje de corbata, las mujeres no podíamos ir a trabajar en pantalón sino en vestido. Recuerdo también que había un ama de llaves cuyo nombre era Ligia; ella se encargaba de todos los pormenores de la casa, era aficionada a la música clásica, el día de su cumpleaños y demás fechas especiales pagaba misas orquestadas en la Iglesia de Jesús Nazareno. Era un personaje muy pintoresco y de gran humor, tenía una gran colección de música clásica”.
Durante varios años, la casa fue también importante centro de reuniones sociales de los médicos asociados y sus familias. En ocasiones especiales se realizaban bailes y conciertos con la orquesta Los Galenos y Los Médicos, la primera de ellos conformada en su totalidad por asociados. La piscina era frecuentada por los hijos de los médicos, además en la casa se celebraban primeras comuniones, fiestas de quinceaños y matrimonios de algunas familias notables de la ciudad.
German Enrique Reyes Forero, médico y presidente de la asociación evoca aquellas reuniones: “La escalera de esta casa es una escalera que a las novias les gusta mucho porque pueden lucir su vestido de novia de cola larga. Hemos tenido orquestas famosas. En su época estuvo Lucho Bermúdez, Fruko y Sus Tesos, el Combo de las Estrellas, Los Golden Boys. Han estado en tertulias y en fiestas que hacíamos aquí en su momento obispos y distintos secretarios de salud. Esta casa ha sido emblemática y sitio de múltiples reuniones, hasta presidentes de la república han estado aquí, luego las personas se fueron retirando por las condiciones del barrio, muy pocos médicos quedaron habitando el sector”.
Algunas veces, la casa ha prestado servicios de habitación a médicos asociados de otras ciudades. En la década de los setenta, el médico chileno Gustavo Molina, se hospedó por una temporada, tras ser perseguido por el régimen militar de Augusto Pinochet.
En septiembre de 1976, se realizó un paro médico siendo la casa epicentro de sus operaciones. Allí se reunían las comisiones de comunicadores oficiales del paro, las de finanzas y la de organización logística. Allí también se organizaron las brigadas para la atención de los pacientes de urgencia y hospitalización que a pesar del paro, nunca dejaron de atender.
La casa nunca recibió los ataques temidos por la familia Cohen. Pero a cambio de una acometida de los nazis, si recibió la explosión de una bomba molotov que fue dejada en la puerta a principios de la década de los ochenta. La detonación no causó daños graves, pero reafirmó de nuevo el grave momento político y social que estaba atravesando el país con la persecución de líderes políticos y movimientos sindicales. Esta persecución se haría más fuerte y llevaría al exterminio sistemático de los integrantes de la Unión Patriótica, además de otros líderes sociales y defensores de los derechos humanos. German Enrique Reyes Forero anota sobre aquellos aciagos años: “Fue una época muy trágica, muy oscura en la ciudad de Medellín, especialmente el año 1987, (…) a nosotros nos mataron médicos muy importantes que eran socios nuestros. Héctor Abad Gómez, Leonardo Betancur, Pedro Luis Valencia de la Unión Patriótica (…) toda esa racha de asesinatos en Medellín (…) quizás alguna vez sabremos porque mataron tantos médicos y tantos profesores en esa época”.
En 1985, AMDA que es el nombre de la asociación a nivel regional, se fusionó con ASMEDAS, que es la asociación a nivel nacional. En los años noventa el barrio empieza a ser habitado por otras personas, florecen los hogares geriátricos y los servicios en salud como clínicas y algunos laboratorios. La sede continúa siendo un importante punto de reuniones sociales y culturales del gremio médico del departamento y el país. Debido a la belleza conservada de sus espacios la casona ha servido de escenario para la filmación de películas y series.
Exposiciones y algunos eventos culturales hacen parte de la dinámica de la casa, que hoy la ciudad conoce como la sede de ASMEDAS. Dicen algunos que es notable su forma de barco y que la tripula un extraño fantasma que habita en el fondo de sus aljibes clausurados. Leyenda urbana que al igual que la casa, navega silenciosa en el tiempo de la ciudad.
Cronología de la Casa ASMEDAS
1948
El nueve de marzo de 1948 Jesús M. Mora C y la señora Delia de la Hoz de Mora venden a Jacobo Cohen un lote por ciento diez mil pesos ($110.000 ) El contrato de compra se realiza bajo la modalidad de “cuerpo cierto” esto quiere decir que el valor de la propiedad se da por su señalamiento y no por la cantidad de metros cuadrados; así el propietario pide en valor lo que este considere pertinente.
1948 – 1949
1948 – 1949 La propiedad se construye en 3 pisos de gran extensión con sótanos, dos terrazas y piscina. En el interior se implementan acabados marmoleados y superficies con texturas, inspiradas en los barcos de vapor que navegan en el mediterráneo.
1956
La casa entra en remate y la adquiere el señor Alfredo García G., quien arrienda la casa al Instituto de Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación, este instituto tuvo su sede en la casa desde esta fecha hasta el mes de julio del año 1965.
1961
Tras la muerte del señor Alfredo García, la casa entra en sucesión de sus dos hijos. La mitad correspondió a Ligia García Merino de López y la otra mitad a Horacio García.
1965
El día 8 de abril de 1965, Ligia García vende la mitad que le corresponde a su hermano Horacio García. El 13 de agosto, Horacio García Merino vende la propiedad al señor Jaime Uribe Santamaría. El precio de la casa tuvo un valor de trescientos cincuenta mil pesos ($350.000).
1966 – 2024
El 13 de julio de 1966, Jaime Uribe Santamaría vende la propiedad a favor del señor Arturo Piedrahita Muñoz. El 8 de agosto de 1966, Arturo Piedrahita Muñoz vende la casa a la Asociación Médica de Antioquia (AMDA), donde actualmente siguen operando.
En la Segunda Edad Dorada de Prado, la belleza de ASMEDAS será un atractivo único para el barrio.